Dirección Escénica

Desde el principio de mi existencia siempre tuve la necesidad de comunicarme de una manera diferente a la habitual, a la estipulada. No sé si por mi dificultad de aprender el lenguaje verbal o por que no me resultaba lo suficientemente interesante como para aprenderlo. Por ello establecí una relación con el resto de los mortales a través de los disfraces, lo gestual, las palabras inventadas, la música, canciones propias, los juegos…comprendiendo más adelante que la danza sería una de mis herramientas más valiosas para presentarme al mundo.

La necesidad de crecimiento era y es cada vez mayor, y después de años de aprendizaje y entendimiento de mi propia danza, me di cuenta que el teatro aportaba nuevas formas de expresión. Material imprescindible para que los bailarines y los coreógrafos pudieran desarrollarse plenamente dentro la escena.

Motores que accionan el movimiento desde otro lugar muy diferente al que estamos acostumbrados. Danzar desde la dramaturgia.

Enseñando al cuerpo a moverse con una finalidad, huyendo de los movimientos vacíos. Direccionándonos hacia la verdad de la escena. Permitiendo que el cuerpo experimente los cambios necesarios para entender que estamos al servicio de ella.

Nace entonces mi inquietud de adentrarme en el mundo de la “Dirección Escénica”. Romper la cuarta pared y trasladarme al patio de butacas para crear, analizar, inventar, comprender y entender, transgredir y dirigir todo lo que quieres que el público se lleve.

Desde este lugar en el que me posiciono, adquiero otra forma más de comunicarme y hacerme entender.