Mariana Collado | Bailarina Almeriense

Oro que adorna mis manos.
Campos inundados de patos de goma que pisoteo mientras mis propias carcajadas me
ahogan y tengo que vomitar para no asfixiarme.
Humedad pegajosa que agita mi sexo y elixires que brotan de la boca de otros, me producen
demasiado placer.
Pupilas que observan a través de las cortinas de la habitación del fondo, suplicando ser
vistos y juzgados por la benevolencia del amo. Castigo divino.
Bloqueo empujado por la voluntad del ser.
Amorfo, espontáneo, maltratado, brillante y caliente.
Sentada en la silla, delante de alguien pienso, lo difícil que es saber cuánto tiempo llevamos
aquí. Cierro los ojos y miro hacia dentro, dejándome caer en el vacío del estómago y te
encuentro. Tumbado, como el que espera un milagro.
¿Quién recuerda que paso?
Tengo la sensación del que no existe, del que no llega, del que nunca está. Y me llegan las
ganas de lamerte.
Tengo la sensación de haber caminado lo suficiente para justificar mis agujetas. Y no
quiero volver a empezar.
Tengo la sensación de que os conozco a todos, pero en realidad todavía no he nacido.

Una vez me contaron…oro, que adorna mis manos.